sábado, 7 de mayo de 2011

Kafka en la orilla de Haruki Murakami




Titulo original: Umibe no Kafuka, 2002
1º edición de la Colección Maxi de Tusquets Editores septiembre 2008
Dejemos la nostalgia, momentaneamente, a un lado, y vayamos con un nuevo descubrimiento, no, falso, un descubrimiento de un amigo que me dejó leerlo. Yo, a mi vez, se lo presté a mi hermano, y como si de una cadena se tratase, estamos todos atrapados por ella.
Con la reciente aparición de la pelicula "Tokio blues (Norwegian wood)", basada en la novela homónima (que aún no he leido), de un autor de enorme proyección mundial, destacable por unas novelas que transcurren entre personajes que viven en mundos propios, casi una ensoñación, y que a pesar de ello no pueden ser más reales, echemos un vistazo en su interior.
Leer esta novela supuso descubrir a un autor con quien disfrutar de la lectura de una forma relajada, investigar, entrar en tramas desconocidas, la historia del señor Nataka es impresionante.
El joven llamado Cuervo, la profecía, personajes marginales llenos de vida y pasión, la Biblioteca como centro de saber y placer. Aún tengo que leer el resto de los libros de Haruki Murakami, pero creo que encontraré muy buenas novelas, casi como intuir el sabor de una buena comida. Saboread un poco con estos fragmentos de "Kafka en la orilla". Que ustedes lo disfruten:
"A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de are­na que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo inten­tando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resig­narte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni si­quiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormen­ta como ésta.
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás.
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprende­rás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás se­guro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena."

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