viernes, 17 de abril de 2015

¡Mira quién lee!

La Biblioteca Pública de Nueva York realiza una lista con los libros que se citan en 'Mad Men' (y qué personajes los están leyendo) para que pueda hacerse un plan lector.

IVÁN THAYS 


Don Draper lee el 'Infierno' de Dante, en 'Mad Men'.

El primer día de abril apareció una noticia que entusiasmó a todos los seguidores de las series de televisión. El maestro del suspense, Stephen King, anunciaba desde su página que iba a escribir el primer capítulo de la nueva temporada de The Walking Dead. La noticia llegó tan lejos que Mr. King anunciaba que iba a matar a tres protagonistas (no es spoiler, aclaraba, con macabro humor). Un enlace en la página, sin embargo, resolvía de inmediato el misterio: era una broma de April´s Fool Day, la versión norteamericana de nuestro Día de los Inocentes.

Y seguimos con el mestizaje con las series de TV y la literatura, una mezcla que cada vez es más poderosa. Todos los que han visto Mad Men sabrán que intenta reconstruir los años 60 en Estados Unidos, y esa reconstrucción es tan detallista que no solo implica pañuelos en el bolsillo del terno, referencias a hechos históricos como la muerte de Kennedy o las peleas de Mohamed Alí, o gente fumando en interiores, sino que también se citan libros que estaban de moda en esos años (Don Draper leyendo Meditaciones en una emergencia de Frank O'Hara mientras todo se hunde, por ejemplo). Por ello, la Biblioteca Pública de Nueva York ha hecho una lista con los libros que se citan en Mad Men (y qué personajes los están leyendo) para que, el que lo desee, pueda hacerse un plan lector. Betty Draper lee a Mary McCarthy; Roger Sterling a David Ogilvy; Joan Harris lee El amante de Lady Chaterley, Pete Campbell a Thomas Pynchon (¡!) y Don Draper se quema bajo el sol de la detestable California e inaugura una temporada leyendo Infierno de Dante Aligheri, preparándose para el descenso en caída libre que le espera. Buenísimo.

Lima se prepara para su segundo Festival de la Palabra –por cierto, es el mismo nombre del Festival que hace cinco años inició Puerto Rico, debieron hacer un esfuerzo en ese tema para no confundir a los autores- organizado por el Centro Cultural de la PUCP. Esta vez el Festival no solo incluirá ponencias de escritores sino cine, teatro, música. Entre los invitados internacionales que visitarán la capital del Perú entre el 15 y el 19 de abril están Leonardo Padura, Juan Bonilla, Piedad Bonnett, Alejandro Zambra, Gabriela Cabezón, Mariana Enríquez y Fernanda García Lao. También se brindará un homenaje a Alonso Cueto.

Un blog imprescindible: Awesome People Reading. Y sí, la verdad es impresionante la cantidad de capturas de inusitados lectores que contiene la página. Cantantes, deportistas, actores, intelectuales, escritores, etc. Algunas fotos son verdaderas reliquias como la familia de Oscar Wilde leyendo, otras son hermosas obras de arte como la foto de Verónica Lake leyendo. Y desde luego, no puede faltar Marilyn Monroe, fan de tomarse fotos leyendo en todas las posiciones, aunque no sean las más cómodas.

El Pais. Babelia. 11.04.15

jueves, 2 de abril de 2015

Una cantera inagotable de ficción


FIETTA JARQUE 07/08/2010

Historiadores y escritores a partes iguales desconfían del fenómeno comercial de la novela histórica. Pero están de acuerdo en que la calidad en la escritura y el rigor deben ser lo esencial
Parece como si el deseo de viajar en el tiempo se viera hoy satisfecho simplemente a través de la ficción. Pero una ficción que recree al detalle la forma de vivir de otras épocas y en proximidad de personajes históricos en momentos determinantes de la aventura de su vida. El fenómeno de la novela histórica se mantiene al más alto nivel en España desde hace más de una década. Las mesas de novedades de este género no dejan de renovarse con obras de autores que se inician en la ficción amarrados fuertemente al andamiaje de la historia. Una afición que se extiende también a las series de televisión(Roma, Águila Roja, Los Tudor, Espartaco, sangre y arena, por citar algunos ejemplos). Y que cuenta con apasionados foros de aficionados como hislibris.com. Es una moda, ciertamente, y revisando o leyendo muchos de esos libros es evidente que la calidad de la escritura suele ser baja, mediocre. Pero hay algunas cosas en las que todos están de acuerdo.

"Historiadores y novelistas son como dos coches que se cruzan en la carretera en direcciones contrarias", dice Almudena Grandes
"En las librerías se encuentran muchas novelas históricas, entre las que hay buenas, malas y regulares. Esa mescolanza crea cierta prevención. Es algo que sucede también en otros géneros como la novela negra o la romántica, por eso me parece injusto que se considere todo un género como el histórico dentro del mismo prejuicio", reclama Santiago Posteguillo, quien no tiene inconveniente en que sus obras sean consideradas novela histórica, "siempre que se mantenga el sintagma de que el sustantivo es novela y el adjetivo es histórica", subraya este lingüista, autor de la trilogía de Escipión (Ediciones B). "Es esencial que la novela tenga una buena tensión dramática y un nivel de historicidad razonable", apunta. "No cabe duda de que la novela histórica cumple un papel de divulgación. Por eso es algo que los historiadores no deberían criticar, nosotros rellenamos un espacio para el conocimiento que muchos de ellos no practican".

El medievalista José Enrique Ruiz Domènec reconoce que lee más novela histórica de lo habitual en su profesión. "Últimamente hay mucho interés entre los historiadores por lo que se llama 'otros modos de comunicación del pasado", explica. Esos modos pasan por la ficción o simplemente por el estilo narrativo. "La afición por la historia despertó en Francia a mediados de los años setenta, cuando se empezaron a publicar y demandar libros de historia de uso colectivo. Incluso los historiadores más serios y prestigiosos (como Hobsbawm o Duby) se prestaron a ello llevados por su compromiso con la sociedad, y se convirtió en un fenómeno editorial. Eso los llevó a refinar y mejorar su escritura", apunta Ruiz Domènec. "Ese es el drama español. Todavía hay un divorcio entre los académicos y los divulgadores. Ese vacío en España lo ocupa la novela histórica".

"En la explosión de este fenómeno hay un antes y un después de El nombre de la rosa",señala Ruiz Domènec. "Eco la escribió cuando estaba en la cúspide y era el gurú universitario. Había educado conceptualmente a toda una generación cuando consideró que la mejor manera de acercarse a un público más amplio podría ser mediante un thriller como aquel. Una novela que tenía mucho de la novela negra de los años treinta y cuarenta, pero que servía para entender lo que sucedió en la Italia del siglo IV, como una metáfora política del siglo XX. Hay novelistas extraordinarios que han abordado la historia, desde Cortázar y García Márquez hasta Vargas Llosa y Pérez Reverte. Este último se documenta profundamente y usa esos elementos correctamente en su construcción de la novela. Yo recomiendo mucho Un día de cólera (Alfaguara) sobre el 2 de mayo a mis alumnos. (Posteriormente ha publicado otra, El asedio). En la microhistoria la novela se crece en el detalle".
Entre dramas de romanos, manuscritos medievales y biografías noveladas hay un periodo histórico que en España ha generado en los últimos años muchas recreaciones que mezclan ficción y realidad: la Guerra Civil. Después de terminar El corazón helado, ambientada  en esta contienda bélica, Almudena Grandes se ha embarcado en un proyecto de seis novelas ambientadas en la posguerra. La primera, Inés y la alegría(Tusquets), está a punto de aparecer. "Como la mayoría, yo creía que sabía mucho sobre la Guerra Civil, pero cuando estaba escribiendo Corazón helado me di cuenta de que no sabía nada", admite. La escritora hizo la carrera de Historia con especialidad en Prehistoria, aunque nunca pensó que volvería a ella. "Lo de estudiar Contemporánea me parecía una vulgaridad", recuerda. Pero la vida -y la literatura aún más- discurre por extraños caminos. Sus modelos para este proyecto son los Episodios nacionales, de Pérez Galdós, y también las seis novelas de El laberinto mágico, de Max Aub. "Mis seis novelas transcurren en el marco histórico de la posguerra. Los personajes reales interactúan con los míos. Al ir investigando se me despertó una tremenda avidez por la historia. Es otro mundo, como estudiar otro idioma".

La relación entre novela e historia, según Grandes, debe guardar tantas "lealtades como libertades". "Al no haber una versión oficial de la historia me formo mis propias hipótesis", dice. "Cuando escribes novelas se deben respetar ciertas coyunturas. Hay que ser leal con los hechos, mantener ese cordón umbilical, porque lo contrario es fraude. Lo que el novelista hace es interpretar, no inventar".
"Yo me llevo muy bien con los historiadores, me nutro de ellos", reconoce. "Aunque también puedo ser audaz. La historia de la Guerra Civil sigue estando en construcción. Se asentaba en los libros de los anglosajones y los franceses, pero ahora los historiadores de mi generación la han tomado por los cuernos y están escribiendo libros muy importantes. Las interpretaciones están cambiando", afirma. "Los historiadores y los novelistas son como dos coches que se cruzan en la carretera en direcciones contrarias".

Según Ruiz Domenec la novela histórica actual tiene auge porque hay muchas más y mejores formas de documentarse. "Hoy se hace mejor historia que antes", subraya. "Se han publicado muchos estudios excelentes en las últimas décadas, muchos más que en épocas anteriores. Por eso y por otras razones, la historia es la cantera de la novela".