martes, 3 de mayo de 2011

El largo adiós de Raymond Chandler




Titulo original: The long goodbye
Una pésima edición de bolsillo. Una traducción infame y sin embargo no puedo pasar mucho tiempo sin releerla. Teoricamente la obra de Raymond Chandler entraría en la categoría de novela negra, cosas de los géneros. Historias de detectives con dialogos cortantes, secos y personajes oscuros, pero Chandler va mucho más allá para entrar en otra categoría. Comentan los profesionales de la novela negra que el personaje de Chandler, Philip Marlowe, no podría haber sobrevivido en el mundo real, pero a quien le importa el mundo cuando lo que construye Chandler entra más en el imaginario que en la realidad. El mundo que Chandler/Marlowe no para de describirnos, la ciudad de Los Angeles en California en los años cincuenta, tanto en su forma visual como espiritual, no difiere mucho de la actual que conocemos, incluso de cualquier ciudad, curioso.
Fiel seguidor del espíritu de Dashiell Hammett creador del detective Sam Spade, el personaje de Chandler y aun siendo de los duros, demuestra y posee conocimientos más amplios, sutileza, estudios superiores, que curiosamente también, más que ayudarle consiguen que vea con más claridad los errores, la maldad y todo cuanto desearía arreglar como un moderno Don Quijote. Tal vez sea ese romanticismo oculto, la desesperanza, sentirse el último hombre libre en engranajes cada vez más fuertes lo que hace que lea una y otra vez el libro. Como si los finales felices existiesen en realidad.

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