lunes, 27 de noviembre de 2023

Un librero pone a la venta una primera edición de los "Caprichos" de Goya

 El ejemplar, en perfecto estado de conservación, cuesta 233.000 euros

Rafa de Miguel. Londres


Shapero con su ejemplar de los Caprichos de Goya, el martes en Londres. / R. de M.



Bernard Shapero lleva 40 años en el negocio de los libros y manuscritos raros. Su tienda y almacén, en el londinense New Bond Street, tiene una luz, un orden y un espacio más propios de una joyería que de una librería de viejo. No necesitaba un conocimiento muy preciso, sin embargo, para ser consciente de que tenía entre manos uno de los objetos más preciados en ese mundo de coleccionistas exquisitos: una primera edición, en perfecto estado, de los Caprichos de Goya, la célebre serie de 80 grabados del pintor.

"Viene de una colección privada de Italia. Estuvo allí durante 10 o 20 años, y luego pasó a manos de un coleccionista inglés. Así llegó hasta aquí", explica Shapero, sin querer dar más detalles sobre el vendedor. Pide unos 233.000 euros por el libro. Se trata de una de las 300 copias que imprimió en Madrid Rafael Esteve y se pusieron a la venta el 6 de febrero de 1799 en una "tienda de perfumes y licores" del número 1 de la calle del Desengaño. Fueron delicadamente encuadernados por el taller de Louis Jacob Lebrun 45 años después en París.

"Con las primeras 20 copias que se hicieron, las placas realizadas por Goya (aguafuertes y aguatintas) estaban en perfecto estado. Son láminas de metal sobre las que se vierte una combinación de resina y ácido para obtener los grabados", explica el librero mientas pasa las hojas del libro en busca del capricho 45. "Este grabado, en concreto, sufrió un pequeño rayado, y las 270 copias restantes de la primera edición reflejan este detalle. Esta es una de ellas".

Efectivamente, el rostro del rufián, que aparece detrás de las dos alcahuetas que chupan bebés muertos de una cesta -"Mucho que chupar", dice la leyenda del capricho- aparece cruzado por una fina raya.

Saphero ha decidido poner a la venta el libro a través de internet, en vez de por la tradicional vía de una casa de subastas. Desconfía de esas instituciones, y prefiere el trato directo. Ha utilizado la plataforma Biblio, una de las más potentes en el sector de los libros raros, con más de 7.000 establecimientos asociados y dos décadas de vida. "Soy un intermediario. Este es mi trabajo, no necesito a nadie más de por medio para realizar la venta", protesta el librero ante la sugerencia de acudir a prestigiosas casas de subastas como Christie´s o Sotheby´s.

El Diario de Madrid anunció en 1799 la venta de las primeras copias de los Caprichos, y el público pudo hacerse con un ejemplar durante los 14 días que permanecieron en el local. Hasta que Goya decidió retirarlos, por miedo a la Inquisición.

La serie de grabados es una de las más conocidas y elogiadas. Fue copiada por Delacroix o alabada por Baudelaire, que vio en Goya al profeta de un cambio revolucionario en el arte. Las 80 estampas reflejan una evolución del creador, que comienza con una sátira costumbristas influida por sus amigos los "ilustrados" -Jovellanos, Meléndez Valdés o Godoy- , con los que comparte una visión critica de la sociedad supersticiosa y clerical de la época, y deriva en un mundo desencantado y onírico, de brujas, duendes y rostros deformados, que preconiza el romanticismo o el expresionismo del arte posterior.

Saphero muestra con orgullo la lámina 45. El sueño de la razón produce monstruos. "Cuando uno observa sus pinturas, son de una extraordinaria belleza. Pero los grabados son oscuros, sombríos", afirma, sin dejar de pasar las hojas y observar uno a uno los Caprichos.


El Pais. Cultura. Sábado 11 de noviembre de 2023


domingo, 26 de noviembre de 2023

S.A. Cosby, la novela negra de los pobres olvidados

El autor estadounidense logra el aplauso de expertos y público a fuerza de combinar lo mejor del género policial con una feroz crítica hacia los problemas de su país.

Shawn Andre Cosby, el jueves en Madrid. / Claudio Álvarez

Juan Carlos Galindo. Madrid

Shawn Andre Cosby tuvo su primera experiencia como contador de historias a los siete años.Vivía en la localidad costera de Virginia, su Estado natal, donde su padre trabajaba como pescador: una familia pobre y negra en el sur profundo de los Estados Unidos. Su vía de escape eran los cuentos que su madre le leía antes de irse a la cama, pero a él no le gustaban los finales y ella lo animó a reescribirlos. El primero le encantó y eso enganchó para siempre a S. A. Cosby (Newport News, 50 años) a la literatura. Más de cuatro décadas después, el autor de Lágrimas como navajas (Motus en castellano) está instalado en el club más selecto de la literatura negra estadounidense, donde cuenta con el aplauso de la crítica, la admiración de sus compañeros (Michael Connelly o Stephen King, por ejemplo) y un incontestable éxito de público. La conversación tuvo lugar anteayer en un hotel de Madrid, donde acudió para participar en el festival Getafe Negro.

Dueño de un estilo notable, sus obras son capaces de aunar una crítica a la situación racial en Estados Unidos con dosis equilibradas de ingredientes esenciales del género: una acción muy eficaz en términos narrativos, intriga y tramas muy bien construidas. Pero ha sido con su cuarta novela, All the Sinners Bleed (su editorial en castellano la publicará a finales de 2024), cuando su proyecto ha culminado un camino iniciado en 2019. "George Floyd acababa de ser asesinado por la policía cuando empecé a escribir esta novela. Este suceso me dejó hecho polvo y quería hablar de lo que estaba ocurriendo: del racismo de América, de la corrupción y la brutalidad policial. El proceso me ayudó a tratar con estos temas", comenta resolutivo. Su voz y su bonhomía, o una sonrisa a veces, se abren paso desde un cuerpo de espaldas y manos masivas, que mueve con garbo.

En esta novela se aleja por primera vez de los fuera de la ley que poblaban sus anteriores libros y elige, como protagonista a Titus Crown, el primer sheriff negro de un pequeño condado, un personaje roto que ha de lidiar con la parte más oscura del alma de esas tierras y cazar a un asesino en serie escondido en la aparente tranquilidad de la zona. "Titus es un hombre bueno, un hombre que hace lo que debe incluso cuando nadie está mirando. Eso es ser honesto. No es mi personaje preferido, pero creo que es el mejor. Era más fácil con los granujas, porque carecen de reglas, pero quería  exigirme algo más", analiza. El racismo, tan presente en sus novelas, adquiere aquí otra dimensión porque el protagonista lo sufre a pesar de su condición, sus estudios y su pasado en el FBI: "No digo que todo el mundo en Estados Unidos sea racista, pero el racismo juega una parte muy importante de todo lo que pasa en mi país".

La parte social de sus historias la aborda levantando sobre el papel sólidos personajes alejados del cliché, hombres negros en situaciones complicadas que tratan de hacer el bien, de salir del submundo criminal, dejar definitivamente atrás un pasado que los condiciona y consume. "Primero pienso en los personajes, en qué quieren decir, luego viene todo lo demás. Eso es lo más importante,  porque al fin y al cabo tramas de ficción no hay tantas", explica. La pareja protagonista de Lágrimas como navajas (dos señores, uno blanco y el otro negro, radicalmente opuestos y unidos solo por sus antecedentes delictivos, el rechazo de sus hijos gais y el deseo de encontrar a quien los ha matado) es parte de la historia reciente de la ficción criminal.

Al hablar de sus personajes, surge su creación favorita: Beauregard Motage, mecánico, conductor habilidoso experto en atracos y protagonista de Operación asfalto (Motus), su segunda novela, la que le dio el reconocimiento en plena pandemia. "Es un libro que quería hacer, se vendiera o no. Necesitaba escribirlo. Cuenta la historia de gente como aquella con la que crecí. Es un libro que me cambió la vida".

"Writers tell lies to find the truth" (Los escritores cuentan mentiras para encontrar la verdad) reza el tatuaje que Cosby lleva en el antebrazo derecho. Verdad y culpa son dos de los grandes temas que recorren su obra, marcada por la presencia constante del sur de su país: los paisajes, el paisanaje y las injusticias. "Tienes que ser muy fuerte para vivir en el sur, un tipo de fuerza muy especial después de todo lo que ha pasado, pero es un lugar que adoro, donde está muy presente la fuerza de la comunidad", comenta sobre la tierra que sigue habitando. En su discurso y en sus historias, quedan unas pequeñas rendijas por las que se cuela algo de optimismo.

Impulso definitivo

"La novela negra es el gospel de los pobres y los olvidados. Es el mejor género para abordar la crítica social. Se habla del dolor, perdida y desesperación, pero de una manera que vemos y entendemos", cuenta sobre el género que siempre ha preferido, como lector y ahora como escritor. Su santísima trinidad en ficción criminal la forman Walter Mosley, Denis Lehane y Elmore Leonard. "Ellos me hicieron darme cuenta de lo que era capaz esta literatura. Son libros que se quedan contigo después de leerlos. Y ellos tres fueron mi impulso definitivo: hacen algo mágico, incluso si escriben sobre la oscuridad. Tenerlos como amigos ha sido un regalo. Ahora intento seguir su camino.

La lectura y un profesor y luego un mentor en la secundaria - "el señor Jeffrey Bone"- le hicieron creer en la literatura y en sus posibilidades, pero durante muchos años Cosby se apañó con trabajos físicos, muy distintos a la escritura. "Esto es una bendición. Me encanta contar historias", celebra. "Cuando era pequeño, viajábamos. Mis novelas me han llevado por todo Estados Unidos y parte del mundo, ¿cómo no me va a gustar?".

Cuando deje España, donde ha recalado por primera vez, Cosby volverá a Gloucester, la localidad de 3.000 habitantes en la que vive con su mujer y el entorno que le mantiene con los pies en la tierra cuando entra en la lista de los más vendidos de The New York Times o recibe los premios más prestigiosos del género. "Trato de encontrar un equilibrio, por dificil que sea, y ellos son quienes me ayudan". En su casa trabaja unas tres horas por la mañana y dos por la tarde porque, considera, "no hay que forzar, hay que dejar que la cosa fluya". Solo dos constantes en su rutina: su gorra de la suerte, que su esposa quiere tirar porque acumula polvo y cochambre, y su lista de reproducción para escribir, con temas de hip-hop estadounidense, Bruce Springsteen o música instrumental. Está trabajando, asegura, en una novela sobre una familia que tiene un crematorio y se mete en problemas con la mafia. Suena a S. A. Cosby en estado puro.


El Pais. Cultura. Sábado 28 de octubre de 2023