viernes, 1 de julio de 2022

Fábula sin fin


Ilustración de El libro de las fábulas y otras fabuladones. EDUARDO STUPIA


Vuelve la tradición de situar a animales reales e imaginarios como protagonistas, pero sin convertirlos en vehículos de ideas moralizantes

POR MERCEDES CEBRIÁN

Es hora de desempolvar la fábula como género literario y sacarla de la literatura escolar moralista. La brevedad, la fantasía, el humor y la presencia de una moraleja final —en resumen, brevitas, varietas y veritas— son los principales rasgos de este genero en su faceta clásica, o al menos estos fueron los que destacó en el siglo XIX el escritor escocés Robert Louis Stevenson, autor de 20 fábulas memorables. Cuando se aventuró a imaginar la fábula del futuro, intuyó que su vertiente moral dejaría de ser evidente y se volvería interesantemente problemática. El libro de las fábulas y otras fabulaciones (Pre-Textos, 2022), del poeta y ensayista argentino Daniel Samoilovich, encarna esta intuición de Stevenson, pues las más de 230 fábulas que contiene derrochan fantasía y humor hasta en su deliciosa moraleja final ("Esta fabulita sugiere que el olor a jabón es más persistente que la misma mugre"), lo que corrobora la vigencia, o más bien la inmortalidad, de este género literario breve pero contundente, idóneo para ejercer la sátira.

Como suele suceder en la fábula, el libro lo pueblan animales variopintos, reales o míticos (la liebre patagónica, la rana, el cuervo, el ave Roe...), acompañados por seres tirando a imaginarios como un puro habano de la marca El Rey del Mundo que llega al aeropuerto de Nueva York, o el mismísimo Doctor Segismundo Freud de Pfivor. Todos ellos proporcionan brío a este artefacto literario con aspecto de juguete mecánico, rebosante de referencias al universo greco-latino y de guiños literarios como el de la fábula 23, protagonizada por unas gallinas blancas procedentes de un célebre poema de William Carlos Williams. El libro también contiene algunas divertidas pullitas dirigidas a la vanidad de los escritores, por ejemplo, en la fábula 64: "Un escritor malo terminó de escribir una frase, echó mano de un pequeño frasco de comas que tenía en el escritorio, tomó un puñado y salpimentó. La frase quedó tan sosa como al principio, pero además demasiado salada".

Asimismo, en este fabulario encontramos un vínculo fuerte con lo más lúdico de la literatura inglesa: el limerick, esa breve estrofa humorística recreada en castellano por Samoilovich en algunas fábulas, e incluso ecos de la escritura del Lewis Carroll de Alicia en el país de las maravillas. El talento y buen hacer de Samoilovich, junto a su tono que en ocasiones nos recuerda al de las introducciones inolvidables de Marcos Mundstock en los espectáculos de Les Luthiers, logra que cualquier lector se siente partícipe de este festín literario, que es al mismo tiempo una celebración del pensamiento y dela lógica.

También hay algo muy británico y encantadoramente Victoriano en los collages que acompañan a los textos, a cargo del artista Eduardo Stupia, pareja de baile ideal de Samoilovich en este libro, pues sus imágenes son tan delicadas y delirantes como las propias fábulas que ilustran. El destello poético de estos collages radica en su habilidad para explotar la coincidencia de lo que Max Ernst llamó "realidades de diferente naturaleza sobre un plano en apariencia inapropiado". Con obras como esta, al libro en papel le queda larga vida, pues la fascinación de ir dando saltos entre sus páginas color hueso y regresando a fábulas anteriores y a sus ilustraciones tan bien impresas solamente se obtiene en los libros físicos.

Una de las misiones de las fábulas es hacernos reflexionar acerca del orden social de los humanos a través de los animales y otras criaturas, pero nuestros compañeros de planeta no solo están presentes en este género literario: los animales se han paseado por la literatura de todos los tiempos y formatos, desde las Metamorfosis de Ovidio hasta los relatos de Hebe Uhart y Horacio Quiroga, sin olvidarnos de los poemas de Emily Dickinson y Marianne Moore. Muchos de estos textos los encontramos reunidos en Zoografías (Adriana Hidalgo, 2021), una antología de literatura animal compilada y prologada por Mariano García, quien desde la introducción nos recuerda que, en la literatura, el animal lleva siglos ayudando a los humanos a reflexionar sobre sí mismos. Por eso este volumen roza las 600 páginas, sin pretender ser enciclopédico. Por él desfila todo animal alegórico que haya formado parte de un texto literario. Su división estructural entre taxonomía, usos y formas nos permite indagar en cómo nos hemos relacionado con estos seres vivientes en nuestro mundo y, por ende, en los libros: desde el animal empleado para la caza hasta el que ameniza espectáculos o nos acompaña en la vida doméstica.

Y en relación con la mascota más querida por los humanos, el perro, tenemos una novedad literaria escrita por el francés Jean Grenier y titulada Sobre la muerte de un perro (Periférica). Se trata de un breviario de intuiciones sobre la subjetividad canina y de pensamientos sobre nuestra relación con las fieras domesticadas ("La mayoría de las veces, los filósofos usan los animales como contrapunto. Nos gustaría hablar de ellos desde otro prisma y afirmar que no es necesario diferenciar al hombre del animal poniendo a un lado la conciencia y, por tanto, la angustia y, al otro, la inocencia y la paz del inconsciente").

Otro formato de libro vinculado con lo animal es el Bestiario, que nos llega desde la Edad Media. Quizá podríamos decretar el fin de este tipo de compilación literaria que cataloga con afán naturalista toda criatura conocida en la Tierra o inventada por la mente humana, pues a estas alturas poco nos queda ya por rastrear. Nicolás Nova y el colectivo Disnovation.org, creadores del Bestiario del Antropoceno (Ediciones Menguantes, 2021), lo desmienten. ¿O acaso no son criaturas las orugas plastívoras, los tamagotchi o las libélulas teledirigidas, todas ellas fruto de la intervención de los humanos sobre el planeta? La hibridación campa a sus anchas por esta época nuestra, y los autores de este peculiar volumen ilustrado con estética de manual de campo dan fe de ello. Les auguramos, por tanto, larga vida literaria a los animales y otras criaturas reales e imaginarias, extinguidas y recién creadas.


LECTURAS


El libro de las fábulas y otras fabulaciones 

Daniel Samoilovich y Eduardo Stupia

Pre-Textos, 2022 

320 páginas. 30 euros


Zoografías. Literatura animal

Mariano García (edición) 

Adriana Hidalgo editora, 2021 

592 páginas. 21,50 euros


Sobre la muerte de un perro

Jean Grenier 

Periférica, 2022 

120 páginas. 10 euros


Bestiario del Antropoceno

Nicolás Nova y Disnovation.org

Ediciones Menguantes, 2021 

256 páginas. 25,90 euros


El Pais, Babelia nº 1.596, sábado 25 de junio de 2022


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