jueves, 21 de agosto de 2014

Ulises K. (y IV)

Buena idea - sacó de la bolsa de lona una carpeta.- Quiero que recupere un libro, De Tenebrarum Cordis .Aquí tiene los datos técnicos. Dígame que más necesita para empezar.
Ulises tomó la carpeta sin perder de vista a su cliente. Había mucho más en él . Todos los clientes de Ulises rozaban la locura, y eran algunos los casos de verdaderos desequilibrados. Aunque ,eso sí, todos tenían dinero suficiente para esquivar miradas extrañas. En el hombre que había frente él había algo oculto. Había algo más. Intranquilo, bajó los ojos al primer folio del interior de la carpeta. Lo que aún no había aprendido a controlar era la posibilidad de su propia locura.
Más allá de la ventana se veían terribles relámpagos, y como la ciudad quedaba oscurecida por la lluvia.
- Tan sólo dígame lo que no viene en la carpeta. Lo que desesperadamente busca con o a través de ese libro.
Anteo permanecía callado, con una mueca de sonrisa en la cara.
-¿Nada que comentar? ¿Ningún comentario jocoso?
- No. ¿Alguna otra cuestión?
- Nada más. Pero si surgiera algo ¿ donde... ?
- No será necesario. Yo lo encontraré. No se preocupe.
Sin decir una sola palabra más se marchó. Los clientes extravagantes eran lo normal. Lo que hizo perder la seguridad de Ulises fue cuando creyó ver la sombra de Anteo moverse de forma independiente. Las dudas siempre lo asaltaban, pero era su trabajo hacía mucho tiempo que el circulo se había cerrado. Cuando se aseguró de estar solo preparó una copa de licor y cigarrillos, y comenzó la lectura.


Francisco Fernandez

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