domingo, 10 de septiembre de 2023

"Arcana Mundi": hacia una antigüedad esotérica

El libro de Georg Luck simboliza el interés moderno por acercarse al ocultismo antiguo como vía de conocimiento del mundo clásico

Por David Hernández de la Fuente


Arcana mundi

Georg Luck

Traducción de Elena Gallego Moya y Miguel E. Pérez Molina.

Alanza Editorial, 2023

744 páginas 

18,50 euros


En el año 158, el escritor romano Apuleyo, célebre hoy por su magnífica novela El asno de oro -sobre las andanzas de Lucio, un aprendiz de brujo malogrado y transformado en burro-, fue procesado por una acusación de magia ante un tribunal, lo que podía haber acabado con su condena a muerte. Había iniciado una relación con una viuda, madre de un excompañero suyo de estudios platónicos en Atenas, que había acabado en matrimonio con aquella mujer 10 años mayor que él e inmensamente rica. Apuleyo acabó convenciendo al tribunal de que no había usado la magia para seducirla, con un discurso -que conservamos íntegro- en el que justificaba su interés en el mundo de los espíritus por su condición de filósofo. Argumentaba, en su defensa, que otros muchos filósofos, como Pitágoras o Empédocles, también habían acabado acusados injustamente de brujería.

Esta anécdota, entre muchos otros textos relacionados con las que hoy llamaríamos "ciencias ocultas", es solo uno entre muchos testimonios del interés por las magia, la adivinación, la astrología o la demonología que había en la vida cotidiana del mundo antiguo: desde la política a la judicatura, de ahí a la literatura o las artes, todo estaba, en cierto modo, marcado por esa pasión por lo sobrenatural. Pero ¿de qué estamos hablando?, ¿magia o religión, alquimia o ciencia, astrología o astronomía? Sobre todo cuando recordamos los nombres de algunos filósofos presocráticos, como los citados, es difícil trazar la línea divisoria, pues muchas veces parecen más bien santones o taumaturgos que pensadores lógicos o científicos.

Desde hace al menos cuatro décadas la investigación se ha centrado preferentemente sobre la incidencia de estas cuestiones en la historia social, política, de las mentalidades y las religiones.Justamente por aquél entonces se publicó en la editorial académica de la John Hopkins University un volumen que, en cierto modo, simbolizaba el interés moderno por desmenuzar todo el conglomerado del ocultismo antiguo como vía de conocimiento de aquel mundo prestigioso, pero a veces tan mal entendido, que denominamos clásico. El libro de Gerg Luck Arcana mundi (1985), recientemente rescatado por Alianza, presentaba una amplia antología de textos comentados que enumera las razones por las que no podemos entender a los griegos y romanos sin estas facetas que no se compadecen con su fama de racionalidad y serenidad. Y es que casi todos los grandes escritores antiguos, desde los naturalistas como Plinio a los filósofos como Platón, evidencian un notable énfasis en "lo sobrenatural" simplemente como una parte oculta de la naturaleza.

Pero el interés por estos textos, que nos acercan a una antigüedad muy diferente, se remonta más atrás en el tiempo. De hecho, hace ya mucho que sabemos que el consabido "paso del mito al logos", parafraseando el famoso libro de W. Nestle (1940), tiene mucho de simplificación positivista, y que el pensamiento mítico o mágico sigue siendo muy relevante -pese a la genealogía progresiva que quiso establecer Frazer de una siempre mitificada ciencia- tanto para los antiguos como para nosotros. Tras trabajos pioneros como los de la llamada escuela de ritualistas de Cambridge, que empezó a comparar las experiencias religiosas de los griegos con las que otras culturas que antes se tachaban de "primitivas", fue el revolucionario estudio Los griegos y lo irracional, de E. R. Dodds (1951), el que marcó un antes y un después. Otros grandes estudiosos del siglo XX, cuya influencia se reconoce en la obra de Luck y que han trabajado sobre la confluencia entre la magia, filosofía y religión, son A. J. Festugière o A. D. Nock, herederos a su vez de estudios pioneros en siglos anteriores, como los de Fontenelle, Creuzer, Lobeck o Bouché-Leclerq. Hoy todos están superados, también en cierto modo Luck, pero hay que reconocer el camino que marcaron.

En el comienzo, parecen apuntar estos textos, fue la sophía, que adopta varias máscaras. Entre las analogías y las diferencias, el lector puede tratar de ir deslindando, entre magia y religión -adivinación, ensalmo y plegaria conciernen a ambas- o de investigar los paralelos entre magia y filosofía, en astronomía, teurgia o alquimia. En el trasfondo está la noción de que existe una "fuerza" -la dynamis, poder divino, o acaso demónico- que vincula todo en el universo. Una especie de sympátheia, o conexión cósmica, conecta la materia y la conciencia, sobre la idea de mediación o comunicación, otro noción clave para entender cómo funcionan los démones o seres intermedios -o, a veces, los "hombres divinos" (theioi andres, según la denominación clásica)- y los oráculos. De hecho, la noción de daimon, que atraviesa la historia de la antigüedad desde la época arcaica a la cristiana, se puede rastrear como ejemplo de mediación con lo divino en diversas tradiciones esotéricas que aparecen en varias escuelas filosóficas y en figuras sapienciales, desde Pitágoras hasta los santos de la Antigüedad tardía.

De forma muy sugerente, Luck trata en su introducción algunas aplicaciones de categorías en principio extrañas a la religión antigua y procedentes de la antropología, la psicología o la historia de las religiones (tabú, mana, chamanismo, médium, etcétera), que pueden ser útiles para dilucidar la especial relación con lo divino de algunas de estas figuras clásicas. Especialmente fascinantes son los desarrollos desde los primeros siglos de nuestra era y su ambiente espiritual apasionante. Entre el declive de los oráculos y la descreencia de la religión tradicional grecorromana, en torno al siglo II, se va a experimentar un cambio histórico-cultural y religioso ciertamente  crucial: coincide con la emergencia del cristianismo y el auge de nuevos misterios orientales muestran un auténtico boom de lo espiritual en medio de un mundo en incipiente crisis. Lo recoge la afortunada expresión de Dodds "una época de angustia", en la que el mundo de los oculto, en general, es sin duda la clave de bóveda.

Así se ve, por ejemplo, en la novela El asno de oro, para terminar donde empezamos, donde se describe con especial vivacidad el ambiente que rodea la metamorfosis de Lucio: es este un mundo plagado de brujas, milagros, sacerdotes ambulantes, mágicos azares y extraordinarios sueños. Entre ocultismo y esoterismo, como quería Guénon, quizá medie solamente lo sublime- y en Apuleyo lo encontramos, desde luego, en la memorable fábula de Amor y Psique, de tan rica recepción-, que otorga un inolvidable simbolismo místico-literario a alguna de las páginas que recoge la antología aquí comentada. Pero cabe recordar que ambas facetas, la popular y la elevada, son dos caras de un mismo y apasionante fenómeno que toca lo irracional o subsconciente en nosotros y que bien merecía una evocación como la que nos propone este libro. Es de agradecer que ahora, 40 años después de su publicación, se rescate la recopilación de textos que, de cierta forma, inició el desarrollo actual de las investigaciones sobre la pasión por lo sobrenatural de nuestros queridos clásicos.







El Pais. Babelia nº 1.656. Sábado 19 de agosto de 2023



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