miércoles, 20 de marzo de 2024

Un Boston de pobres, mafia y racismo

 Por Carlos Zanón



Golpe de gracia

Dennis Lehane

Traducción de Aurora Echevarría

Salamandra, 2024. 352 páginas. 22 euros

La espera de siete años desde la última entrega novelesca de Dennis Lehane (Boston, Massachusetts, 1965) ha valido la pena. Golpe de gracia es un libro que a ratos parece una tableta crujiente de chocolate, a ratos una descarada muestra de la superior solvencia y talento narrativo de su autor, muy por delante de la mayoría de los escritores de ficción, póngale el género que quiera, y la edad de nacimiento que sea. La lectura de Golpe de gracia es un disfrute placentero, un alimento inteligente, un pasapáginas literario que respeta a quien se ha gastado el dinero con la compra del libro.

Lehane es condenadamente bueno. A veces, un poco demasiado, y cuando eso sucede sus libros se meten en zona de rápidos y nos lleva al wéstern y lo pasamos genial, de acuerdo, pero nos reata épica, visión periférica, y se lo echamos en cara, a pesar de pagar sus facturas con gusto. La mayoría de las novelas de Lehane es un greatest hits de todo lo que hace bien: diálogos, estructura, tensión, escenas de acción, personajes, entramado histórico, irlandeses a espuertas... Pero cuando se corrige a sí mismo y se mide a Cormac McCarthy y a Shakespeare, nos escribe Mystic River, y entonces sabemos a qué referirnos cuando le exigimos a Lehane lo que puede darnos:

Con Golpe de gracia volvemos al territorio de Boston, año 1974. Preámbulo de los disturbios que sucedieron a raíz de la decisión del juez Wendell Artuhr Garrity Jr. que imponía como medida contra la segregación racial que hubiese intercambio de escolares entre las distintas escuelas públicas de la ciudad. La narración se hace desde Southie, barrio irlandés, que anda revuelto ante la posibilidad de que chavales suyos vayan a un instituto de negros y negros deambulen por el suyo. Todos son pobres, pero cada uno en su gueto. Sobre ese escenario, en el que Lehane, una vez más -ya lo hizo en, por ejemplo, Cualquier otro día (2008)-, explica de forma soberbia en qué consiste el racismo, el clasismo, la ira y la rabia mediante la mejor forma posible: la ficción. La historia que nos engancha la protagonista Mary Pat Fennessy, cuidadora de residencia de ancianos, que vive sola con su hija en un piso de protección oficial. La vida se le ha mostrado dura, pero no le han enseñado que uno puede rendirse. Su hija adolescente sale de fiesta y no regresa Mary Pat busca y pregunta hasta que es consciente de que ha de enfrentarse a la mafia. La desaparición de un hijo, su posile asesinato, el enigma, son territorios de Lehane, y su olfato inteligente dota al personaje de Mary Pat de una violencia vengativa que ya solo permitimos en una mujer y madre a la que igual han matado a su hija -después de perder a un hijo por sobredosis post-vietnam-.

Entrada la novela, aparece un poli -que uno espera que tenga oportunidad-, Bobby Coine, irlandés, testarudo y extoxicómano, que anda perdido y, en cierto modo, aún puro. Un tercio de la novela es tan superlativo que, aunque no puedes dejarlo reposar, no quieres acabarlo porque sabes que te costará encontrar otro parecido. No solo por cómo transcurren los mecanismo de la acción, sino por el entramado sutil de relaciones personales -las escenas con el ex de Mary Pat o el té con una vieja compañera de colegio son antológicas- y el escenario social de ese 1974 contado por el racismo de pobres contra pobres mientras los hijos de los ricos se hacen hippies, universitarios, siendo los mismos que se escaquearon de Vietnam. El último pone exceso de brocha gorda a la protagonista y demasiados tiros, pero las últimas páginas recuperan elegancia y contención, así que más Lehane, por favor.


El Pais. Babelia. nº 1.678. Sábado 20 de enero de 2024



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