Hoy escribo por primera vez. El título me ha motivado ha hacerlo. Escribir por escribir no está mal, pero hay veces que necesitamos tener un motivo. Las palabras me encadenan como un collar siniestro al texto. Prosigo mi andadura, al igual que un caballero andante ansioso de gestas que lidiar y momentos épicos que recordar. El sueño se apodera de todo. Veo al personaje, incierto, esquivo detrás de la niebla. Voy en pos de él. Necesito perseguirlo, atraparlo. Necesito cambiarme por él. Quizás tenga suerte. Pero es más difícil de lo que parece. La nieve sigue hundiendo mis pasos. La nieve de papel. ¿Qué haré cuando llegue la tormenta? ¿Estaré preparado? No lo sé. Tal vez nadie lo sepa. Sólo él. El personaje que me espera al otro lado, porque los buenos escritos no nacen solos. Yo muevo los hilos como escritor, pero él, tiene más protagonismo en mi vida de la que nadie tendrá jamás. Así que este es nuestro pacto de sangre, crear una historia de mutuo acuerdo. ¿A donde me llevará este tiempo perdido, mirando el papel, buscando palabras que poner en su boca? Tal vez al fin del mundo. Tal vez incluso más lejos. Hasta el abismo donde ya no existiré, allí donde todo comenzará de nuevo. Allí mismo, donde el personaje cuente su propia historia, mientras yo le sonrío como el espectador que en realidad soy y siempre seré. Un lector que se emociona en silencio, siguiendo las huellas en la nieve de otro viajero, como yo, perdido en la niebla, mientras la tormenta aún nos acecha. Alguien nos persigue. ¿Acaso no somos nosotros mismos, releyendo lo que hemos escrito sin pensar? ¿Acaso no sea ésta, la única forma de compartir y vencer a la soledad?
fm gm
No hay comentarios:
Publicar un comentario