Que la muerte sea mi perra, reza un Último suspiro incluido en esta colección de relatos, en su mayoría muy breves, con los que Alejandro Jodorowsky (Tocopilla, Chile, 1929) revalida su indiscutible condición de gran psicomago de las letras hispánicas. La extensión de los cuentos reunidos con el título de El tesoro de la sombra es inversamente proporcional a la intensidad con que desafia la sensibilidad del lector, de modo que un prodigioso caudal de energía armoniza temas y estilos hasta conseguir que el volumen se convierta, más allá de la antología, en tratado y talismán. Jodorowsky había explicado ya en La danza de la realidad (2001) los pormenores de su celebrada escritura terapéutica y aquí traza una vasta cartografía de inquietudes en las que los héroes, elípticos y universales, desnudan numerosos mecanismos de la mente y del corazón.
La figura de Jodorowsky tiene mucho de imán que atrae la curiosidad y halaga la inteligencia de quienes se acercan a sus libros y con cada nueva entrega genera un círculo de admiradores que proyectan su singularidad en esta escritura de la sugerencia. En Dar y recibir se lee: "Nadie puede dar sólo aquello que lleva dentro. El pedido del otro lo insemina. El don se crea entre dos". El autor chileno añade a sus muchos méritos literarios el de rescatar con su prosa la individualidad sin vulnerar la condición social del hombre, "ofreciendo posibilidades antes que dar consejos". VÍCTOR ANDRESCO
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