miércoles, 15 de junio de 2011

El Hobbit de J.R.R. Tolkien


Titulo original: The Hobbit

Editado en 1982 por Ediciones Minotauro para El Circulo de Lectores

El comienzo del fin. La lectura de el Hobbit comenzó un dia, y puso fin a todo razonamiento lógico. Nacía un fanático más de los mundos de la Tierra Media. Siempre insatisfecho con el afán de conocimiento sobre los mínimos detalles de un universo ficticio que conocíamos, o creíamos conocer, mejor que el real. Así, una obra que comenzó a publicarse a mediados de los años 30 del siglo pasado, fue progresivamente creciendo en público y libros, y que finalmente llegaron hasta una explosión sin límite ni medida con los filmes dirigidos por Peter Jackson.

Supongo que nada hacía presagiar que un cuento como el Hobbit daría pie a una de las sagas míticas referenciales en una literatura llamada fantástica o de fantasía. Su autor, John Ronald Ruelen Tolkien fue un estudioso de las lenguas, eminente filólogo (hablaba correctamente ocho idiomas, entre ellos el español), y que recurrió a la literatura para plasmar su amor por los idiomas, sobre todo aquellos ficticios que gustaba de inventar, y metódico hasta la exageración creó todo un Universo ficticio, tal cual desde el comienzo de los tiempos que abarcaría miles de años, y de donde extraería las mejores historias. Dijo que siempre manejó un referente cultural existente para crear sus propias historias, sobre todo las epopeyas nórdicas. De hecho los nombres que aparecen al principio del libro el Hobbit están extraídos de los versos de las Eddas, cantos populares islandeses que narraban las historias de sus dioses. También encontramos en Tolkien inspiración en autores como Henry R. Haggarth, el famoso autor de "Las Minas del Rey Salomon", que en otro de sus libros "She" ("Ella") encontramos los antecedentes de Galadriel y su espejo mágico.

A mi, el cuento, me resultó fascinante desde el principio, y por supuesto creía a pies juntillas todo lo que allí se contaba ¿Quien dice que hace miles de años eso no ocurrió realmente?. Realmente uno deseaba que eso fuese real, y conocer a enanos, elfos, la magia, los anillos mágicos, los orcos, los trasgos y por supuesto, los dragones, claro.

Bilbo Bolsón resultaba de los más creible, moviendose por un mundo fantástico que estaba convencido de que no era su mundo. Adaptándose sin remedio a lo que le había tocado, y echando de menos su hogar, y no por última vez.

Después vendrían las grandes sagas de El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El regreso del Señor de los Anillos, y tras la muerte del autor todo lo que permanecía en el trastero.

Por fin, tras largos años remitió la fiebre, pero ya estaba grabado a fuego en mis retinas, y aún así me descubro releyendolo de vez en cuando, y pienso con una sonrisa lo feliz que debió de sentirse Tolkien escribiendo el cuento, más allá de cualquier otra consideración.



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